24-12-1.912,
martes.
Atendiendo
el pueblo de Santacara a la voz elevada por su noble párroco para impetrar agua
del cielo, ha acudido en masa a la imponente y triste rogativa que durante tres
días se ha celebrado en dicho pueblo. De hinojos se postraron todos los vecinos
ante el Crucificado, que, llevado en hombros de cuatro jóvenes, recorrió un
trozo del término del pueblo y a la mitad de la carrera arrodillados, lo
confesaron con los actos de fe, esperanza y caridad por su Dios y por su único
remediador de dichos males y creyendo que si el cielo no se apiada de ellos,
perecerán de hambre ellos y sus inocentes hijos que todavía no conocen el
pecado. Tal es la pertinaz sequía que en dicha tierra se nota, pues mucho hay
sin sembrar y lo sembrado sin nacer.
Diario de
Navarra. Nº 3.111
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